viernes, 16 de enero de 2009

Moneros





DINERO

Enrique Galván Ochoa
El infarto del peso
Recibo algunos e-mails de personas preguntando si mejorará la cotización de la moneda después de que tome posesión el presidente Obama el martes próximo. Lo dudo. Alquilaron establecimientos comerciales o residencias y deben pagar la renta en dólares, o tienen empresas cuyos equipos o servicios son importados, o sus hijos estudian en el extranjero. Esta semana han tenido que adquirir billetes verdes hasta en 14 pesos 50 centavos. El joven hawaiano ha sido claro: antes de que haya algún progreso, la situación económica de Estados Unidos empeorará. Pero la devaluación tiene que ver con errores de conducción de la política económica interna y en eso nada tiene que ver Barack. El gobierno mexicano y el Banco de México han seguido el más elemental de los tratamientos para detener la caída del antiguo superpeso: transfusiones de dólares masivas: 15 mil 844 millones de dólares. ¿Resultados? Ninguno, opinan los pesimistas, no han logrado detener el derrumbe. Y los optimistas dicen filosóficamente que al menos no se ha disparado a 20 pesos. En la gráfica que aparece en esta página puede verse la cuantía, las fechas y el precio ponderado a que se subastaron exclusivamente a los bancos comerciales. No han querido informar su nombre y menos han revelado el de las empresas que los adquirieron. Lo que sí no hay duda es que los billetes ya no están en México, volaron a lugares más seguros. Construir las reservas con los ingresos del petróleo, las remesas, el turismo, la maquila y las exportaciones le tomó al país más de una década, desde la gran devaluación zedillista a la fecha. Se están esfumando y Petróleos Mexicanos y el gobierno central han tenido que reabastecer al Banco de México.