viernes, 17 de abril de 2009

Astillero. Julio Hernández


Tanto detesta Germancito al PRI que ha acabado pirateándole líderes sindicales camaleónicos mediante el sublime método de la mejoría del botín ofrecido (sitio de acceso más seguro a San Lázaro, en la lista de los candidatos a diputados por la vía plurinominal). Hacer como que se cambia, para no cambiar nada, de tal manera que el funcionario IFE-IFAI-SEP (¡un ciudadano independiente!) con rapidez se ha puesto a las órdenes de E.E. Capone (conforme a las instrucciones del jefe Ness) para consolidar las alianzas educativas mafiosas a las que la modosamente rejega Chepina medio se opuso; en cambio, ahora, el modernizador Elbonso Sincambio reitera, subraya y confirma la validez y viabilidad de los proyectos de la Hoffa sindical y demuestra a todos su sometimiento mediante la confirmación en el cargo de todos los subsecretarios, especialmente del más importante y poderoso, el yerno amado que a nombre de la suegra gordilla controla expresa y abusivamente el imperio de la educación primaria.
Y otro de los miembros del cártel de La Profesora se hace el digno y solicita licencia a su cargo de recaudador privado de rentas en la Lotería Nacional para que se investigue el escándalo del intento de soborno electoral cometido en Campeche, en oficinas de Carlos Camilo Terrazo, cuando trató de facturar con cargo a la caja chica de la vicepresidenta Elba Esther la campaña panista con la que los herederos del
compañero caído pretenden apoderarse formalmente de toda aquella entidad del sur. Miguel Ángel Jiménez, llegado a los altares medios de la política calderónica en función de su apego absoluto a las órdenes de la jefa especializada en defraudaciones electorales, pretende eludir el castigo judicial que corresponde a sus pretensiones de usar el erario para fines partidistas. No es, sin embargo, el único funcionario que realiza tales malabares presupuestales, pero sí ha sido el más torpe y cínico, razones por las cuales pasa a retiro provisional, en espera de que la crónica desmemoria de los mexicanos y los acomodos posteriores de la ruleta política lo rehabiliten o cuando menos no le lleven a la cárcel, como debería ser.

Mono Sapiens. Hernández y Helguera