sábado, 21 de marzo de 2009

Columna pulso SLP. Juan Antonio González

La Izquierda, JRR: La Tercera Vía
Para aspirar a gobernar no basta con buenas intenciones. Se gobierna a partir de un proyecto político e ideológico. Ese proyecto se hace uno solo al compartir el concepto de gobierno que tiene el partido y su candidato a gobernador. Suele ocurrir que surgen candidatos a los que les va mejor la plaza pública, la arenga política y la exaltación del discurso. Esa clase de políticos aunque luego llegan al poder, añoran sus andanzas de campaña y omiten la responsabilidad de gobernar. Ese tipo de gobiernos es errático, displicente y le huye a la toma de decisiones.

Hay otros que toda su vida la han dedicado a hacer carrera política para algún día, llegar a ser gobernadores. En cada encargo público, tarea de partido o en su ejercicio de cargos de elección popular, no dejan de pensar en ello, pero pocas veces piensan en cómo sería su gobierno. Es decir, ambicionan el poder. Los hay también quienes al cobijo de grupos de poder político y económico de pronto se ven en con una candidatura en las manos. Su propuesta de gobierno es ajena a su persona y se limita a ponerse a las órdenes de quienes lo han lanzado al ruedo. Una vez que llegan al gobierno, se avocan a pagar las cuotas correspondientes y se tornan en gobiernos sectarios y en ocasiones, se tornan rapaces y corruptos. Del mismo modo, hay partidos, como los ha habido muchos, que su único encargo es lanzar un candidato para que el partido sobreviva. Saben que no van a ganar y hacen de la campaña un teatro. Si en su momento conviene, hacen la comparsa al partido en el poder y pasan a ser cómplices y aliados. Una cosa es querer ser gobernador y otra muy distinta estar capacitado para ello.
Una forma de distinguir a los candidatos más allá de su personalidad, atributos individuales y políticos; si son carismáticos o sobrios; demagogos o grandilocuentes, es sin duda su visión de gobierno. ¿Gobernar para qué, para quién, cómo? ¿Gobernar con quién, con que instrumentos legales? Gobernar no se limita a encabezar ceremonias de corte de listón de obras o de realizar giras pueblerinas para entregar unas cuantas obras en la que se hace de la adulación el ejercicio de endiosamiento del gobernante en turno. En San Luis Potosí la sociedad está en condiciones de diferencias entre el cómo gobierna el PRI y el PAN. Ambos partidos han ejercido el poder. El PRI por siete décadas y el Acción Nacional en un sexenio. Para los comicios del cinco de julio próximo, esos partidos serían los favoritos para ganar el derecho a gobernar. Hasta el momento, Alejandro Zapata Perogordo y Fernando Toranzo Fernández no han esbozado el tipo de gobierno que ofrecerán al electorado. Si quieren ganar, deben estar trabajando con disciplina y rigor, pero no solo en el diseño de la campaña sino en el de su gobierno. A diferencia de esos partidos, el candidato del Frente Amplio Progresista integrado por el Partido de la Revolución Democrática, Partido del Trabajo y Convergencia, Juan Ramiro Robledo Ruiz, tiene ya un proyecto acerca de cómo gobernar. La propuesta se funda en una visión de izquierda que en momentos puede resultar utópica pero que representa una tercera vía. Ya gobernaron los priístas y los panistas. ¿Cómo gobernaría la Izquierda? Robledo Ruiz no puede ocultar su simpatía hacia Andrés Manuel López Obrador y por ello, comparte los principios elementales de un gobierno opuesto a las versiones panista y priísta. El proyecto de gobierno para San Luis Potosí es el de gobierno democrático, austero y de responsabilidad social. Ofrece una administración estatal cuya prioridad sea la de disminuir la desigualdad social que, con el gobierno de Marcelo de los Santos, se ha ahondado.

El primer eje de la propuesta acerca del gobierno austero es el contrario de lo que se ha visto en la administración de De los Santos Fraga e implica devolver al ejecutivo su actitud de sencillez republicana. El de Robledo Ruiz, sería una Gobierno que reduzca a la mitad la remuneración de los funcionarios públicos y suprima bonos y prebendas; que limite el gasto corriente a lo mínimo necesario, con salarios y servicios indispensables, sin gastos para la imagen de los gobernantes. Un gobierno sin dispendios, que deje de rentar oficinas a los amigos, sin obras de relumbrón, ni apoyos ilegales a grupos preferidos. Un gobierno que publique cada quincena sus egresos e ingresos, con una ley que sancione a los servidores públicos que no informen; Con consejeros de transparencia y auditores de fiscalización propuestos por la oposición. Que no endeude más a San Luis y menos para obras innecesarias. Es decir, un gobierno que actúe consecuente con la pobreza existente en San Luis Potosí.

El segundo eje de la propuesta de gobierno es la de un Estado de Bienestar: Asumir como obligación constitucional proveer las condiciones mínimas de bienestar para los potosinos más pobres. Para ello, se requiere contar con un presupuesto sexenal que defina por ley las prioridades del Estado: infraestructura para el desarrollo, crédito al campo, servicios a colonias populares, comunidades rurales, zonas indígenas y grupos vulnerables. Ofrece un gobierno que no desvíe los apoyos de las pequeñas empresas, para subsidiar a las grandes transnacionales; que destine el impuesto a la nómina para subsidiar los salarios más bajos y que proponga un salario sobre la base del artículo 123 constitucional; que preserve el empleo; que invierta oportunamente el gasto público para reactivar la economía. Un gobierno aliado de los sindicatos, comprometido con los obreros antes que con los líderes. Un gobierno que respete absolutamente las manifestaciones sociales y las luchas de los trabajadores; que aplique un plan de prevención social, para impedir las adicciones de los futuros jóvenes potosinos. Un gobierno que entienda el combate a la delincuencia más por sus causas sociales y que no solamente responda con patrullas y policías; que asuma su tarea en la seguridad pública y no delegue su responsabilidad al gobierno federal.

El Tercer eje es el del Gobierno Democrático en el que se ofrece un gobierno plural, semiparlamentario integrado por las distintas fuerzas políticas de la entidad. Un gobierno que diseñe y ejecute los programas sociales por funcionarios sin partido, que reforme la ley para permitir las obras públicas por autogestión vecinal. Un San Luis Potosí con un Congreso que elabore y apruebe los programas de desarrollo y ejerza facultades para autorizar y vigilar cada gasto, que proponga una ley para regular el nepotismo en todos los órdenes de la vida pública; que implante el referéndum para la aprobación popular de las reformas legales trascendentes. Un gobierno que respete a los partidos y las elecciones, con un Consejo Electoral que no se integre por decisiones partidarias. Que entienda la autonomía del Poder Judicial, como límite y prohibición a sus injerencias. Con un Supremo Tribunal Constitucional para proteger las violaciones a nuestra Constitución Política del Estado; que imparta la justicia ordinaria con Salas regionales; que cumpla plazos para resolver los juicios. Un gobierno con una Procuraduría de Justicia autónoma del Ejecutivo, con un órgano independiente para el ejercicio de la acción penal. Un gobierno que proponga un nuevo esquema de distribución de las participaciones fiscales federales; que ponga su propio ejemplo para con los municipios; que promueva un cuarto nivel de gobierno de asociación municipal. Una administración que auspicie la autonomía regional municipal con instancias de gobierno que agrupen a varios ayuntamientos, que dispongan del doble de sus participaciones para realizar las obras para su desarrollo Regional.
Esa es la propuesta de Robledo Ruiz. Habrá que esperar la de los otros candidatos y sobre todo, habrá que esperar que el motor que mueva las campañas sea el debate acerca de los proyectos de gobierno, eso es lo relevante. En aras de un proceso electoral de altura, lo menos que se puede esperar es que partidos y candidatos dejen de lado el rumor, los chismes, la guerra sucia, la estridencia y la demagogia. Es necesario abordar lo trascendente, esto es, qué tipo de gobierno queremos. Juan Ramiro Robledo Ruiz y la Izquierda tiene un proyecto, que tras las campañas, sea el ciudadano en la urna, quien decida